Siempre hemos dicho que los reencuentros con los gatos no son emotivos, pero también les hemos contado que nos aman, depende de nosotros y son parte de nuestra familia.
Detrás de un traslado siempre hay una historia de vida, una historia de amor, una promesa que se hace y una promesa que se cumple. Sobre todo, la lealtad de saber que pase lo que pase en el mundo existe una bolita de pelo que depende de nosotros, porque como también les hemos contado; nosotros tenemos un mundo entero y ellos forman parte de nuestra vida, pero para ellos nosotros somos su vida entera.
La mamá de Moisés con muchísimo temor hizo el traslado de su gatito, apostó y ganó su compañero de vida y la satisfacción de hacer lo correcto.
Gracias por tanto amor para Moisés, un criollito venezolano en Holanda.
